¿De qué virus quiere que hablemos hoy? ¿O prefiere que lo hagamos del angelical futuro que nos espera? Se lo pregunto porque si la normalidad va a ser vivir con hostilidad y recelo, estamos igual o peor que antes, de manera más sincera, eso sí. ¿El tiempo de los abrazos? Conformémonos que sea entre los nuestros, ahí donde las cosas dependen de nosotros. De nuevo el bosque de Stevenson:no emporcar el claro donde hemos acampado, que no otra cosa es nuestro paso por el rincón del planeta en derrota que nos ha tocado en suerte.