Policías, ladrones, maltratadores, traficantes, chivatos, parricidas visionarios: todos son delincuentes y todos mienten.
Las peripecias de los que están dentro y fuera de la cárcel se sustancian en una trama en la que aparecen involucrados varios miembros de la familia Castillo, de arraigada tradición policial, y un par de chorizos de poca monta que se cruzan en sus vidas.
El maltrato a las mujeres y la voz de la locutora de una sicodélica emisora pirata que se cuela todas las noches en las celdas de la presión funcionan a modo de hilo conductor de una novela presentada con el formato de una obra de teatro o de un guion cinematográfico.